Con la cadera dislocada y la mandíbula destrozada lograron rescatarlo en las vías del tren: “Estaba inconsciente por el impacto”
Fue una noche fría de mayo cuando recibieron un alerta que activó las alarmas de rescate. Un perro había sido atropellado por el tren en la estación de Mariano Acosta, en el partido de Merlo, p...
Fue una noche fría de mayo cuando recibieron un alerta que activó las alarmas de rescate. Un perro había sido atropellado por el tren en la estación de Mariano Acosta, en el partido de Merlo, provincia de Buenos Aires. “No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar hasta que llegamos al lugar y vimos un perro herido, que había perdido una gran cantidad de sangre y que estaba inconsciente por el impacto”, recuerda emocionado Ezequiel Monserrat.
Aunque se trataba de un animal grande, no fue difícil agarrarlo ya que estaba desplomado, prácticamente al borde de la muerte. Sin tiempo que perder, Ezequiel tomó en brazos al perro y lo acomodó sobre unas mantas en la parte trasera del auto. A todo prisa, se dirigieron a una veterinaria. Cada minuto contaba y la vida del perro pendía de un hilo.
“El primer diagnóstico fue terrible”“El primer diagnóstico fue terrible, sus parámetros eran muy malos. Los veterinarios no le daban probabilidades de que saliera adelante. Había perdido la mandíbula inferior casi en su totalidad y, debido al golpe, también tenía las caderas dislocadas”.
Logan, como bautizaron al perro mestizo de ovejero alemán, permaneció internado dos semanas en la clínica veterinaria Morón que lo había recibido luego del accidente. Allí, una vez que estuvo estable, lo operaron por primera vez para arreglar su mandíbula.
Logan tuvo una recuperación milagrosa“No íbamos a bajar los brazos”Luego de esos primeras semanas críticas, el perro -al que le calcularon cinco años al momento del rescate- fue trasladado al refugio que la Asociación Civil Hogar Orejas tiene en Merlo. El plan era que allí hiciera el post operatorio, pero fue necesario operarlo nuevamente de su mandíbula, esta vez en San Miguel, y pasó otras dos semanas internado en ese centro veterinario.
“Todo ese proceso fue muy complejo y traumático, para él y para nosotros. La zona de la mandíbula es difícil porque siempre está húmeda y las infecciones están a la orden del día. Además, Logan ahora tenía que aprender a comer sin esa parte de su boca. Los médicos nos dijeron que en estos casos a los animales se les dificulta tanto comer, que eventualmente mueren. Pero ni nosotros ni Logan estábamos dispuestos a bajar los brazos. Hizo mucho reposo, al principio comiendo comida blanda o triturada. Tomó la medicación que le habían indicado y nosotros prestamos especial atención a que su operación cicatrizara sin problemas ni infecciones”, detalla Ezequiel.
La evolución fue lenta. A Logan le habían colocado alambres dentro de su mandíbula y a menudo se los enganchaba. Eso le causaba dolor y lastimaduras. Su operación tardó mucho tiempo en sanar definitivamente, principalmente porque esa zona siempre está húmeda. De la cadera se recuperó sin problemas y luego de un tiempo volvió a caminar sin complicaciones.
“Logan es un guerrero”Dos años después de aquella noche gris, Logan es un perro que vive su segunda oportunidad en la vida. “Le quedaron secuelas neurológicas permanentes debido al golpe en su cabeza, por lo que sufre convulsiones de vez en cuando. Toma medicación también de forma permanente para controlar este cuadro. Es un perrito calmo y un poco asustadizo. Cuando hay mucho ruido y mucho movimiento se pone nervioso y eso lo altera un poco”, explica Ezequiel.
Logan tuvo una recuperación milagrosaPara que esté tranquilo y más mimado, en el refugio -donde conviven 51 perros, 2 caballos y una chancha- le armaron lo que llaman con cariño “La casita de Logan”. Se trata de un espacio cerrado con piso de cerámica, aire acondicionado y salida al pastito. “En este lugar, está más resguardado y protegido del resto de perros sobre todo cuando todos se ponen a ladrar y hacen mucho lío. También para que tenga un lugar fresco para descansar en la época de mucho calor”.
Logan está en adopción. Sólo una vez estuvo en tránsito en CABA. Fueron tres meses y en ese tiempo mostró una interesante mejoría: aprendió a confiar en su transitante, salía a pasear e interactuaba con otros perritos.
Logan fue atropellado por el tren“Realmente tenía la vida que soñamos para él. Pero fue algo temporario. Confiamos en que pronto llegará la familia para él, que pueda amarlo y saber que es un perrito especial. Logan es un guerrero. Tiene días normales, y otros un poquito más difíciles debido a su condición. Pero esto no quiere decir que no pueda aprender a querer a una familia, que no quiera salir a pasear”.
Logan es tan especial para Mikaela Goyen-la fundadora del refugio-, su hijo Owen y Ezequiel (que con mucho esfuerzo se ocupan de todos los animales que viven en el refugio) que decidieron ponerlo en el logo. “Tomamos la decisión por el impacto que tuvo en nuestras vidas, y en muchas personas que solo lo conocen por fotos o videos y que aprendieron a amarlo”.
Hay diferentes opciones para colaborar con este refugio: apadrinar a un animalito, hacer donaciones a través de Mercado Pago o transferencia bancaria y ofrecer tránsito. Más información en este link.
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